LA HIDRA
La Hidra es un monstruo gigante que tiene apariencia reptiliana y múltiples
cabezas.
cabezas.
Las hidras tienen un color pardo, y el vientre entre amarillo y blanco. Sus
apariencia es la de un reptil, con los ojos de color ámbar y dientes muy
afilados. El número de cabezas es variable, pero suele estar entre 5 y 12. Miden
unos 10 metros de largo.
Son seres carnívoros, con una inteligencia normal o baja, lo que dificulta que
puedan ser entrenadas. Además son seres solitarios y no les gusta agruparse con
otros de su especie.
Existen otros 3 tipos de hidras:
Hidra Lernaeana.
Esta hidra regenera dos cabezas por cada una que pierde, y puede obtener así hasta un máximo de 12 cabezas. La forma de evitar que sigan regenerándose es mediante una llama aplicada al cuello, justo después de perder la cabeza, cauterizando así la herida. Hércules venció de esta forma a una hidra de 9 cabezas a la que se enfrentó, enterrando después la cabeza central debajo de una roca.
Esta hidra regenera dos cabezas por cada una que pierde, y puede obtener así hasta un máximo de 12 cabezas. La forma de evitar que sigan regenerándose es mediante una llama aplicada al cuello, justo después de perder la cabeza, cauterizando así la herida. Hércules venció de esta forma a una hidra de 9 cabezas a la que se enfrentó, enterrando después la cabeza central debajo de una roca.
Pirohidra.
Es rojiza y tiene 8 cabezas. Esta hidra es especialmente peligrosa porque es capaz de lanzar fuego desde todas sus cabezas, aunque esta hazaña la deja muy débil durante unas horas.
Es rojiza y tiene 8 cabezas. Esta hidra es especialmente peligrosa porque es capaz de lanzar fuego desde todas sus cabezas, aunque esta hazaña la deja muy débil durante unas horas.
Criohidra.
Esta hidra púrpura lanza un frío aliento de escarcha con el que congela a sus enemigos al instante.
Esta hidra púrpura lanza un frío aliento de escarcha con el que congela a sus enemigos al instante.
En el segundo de sus doce trabajos, Heracles tuvo que matarla. No fue una misión fácil, cada vez que cortaba una cabeza, dos más surgían de nuevo. Para evitar que se regeneraran, su sobrino Yolao quemó los muñones de los cuellos. Luego Heracles tomó su única cabeza inmortal y la enterró bajo una gran roca. Al fin, acabaron con la bestia policéfala.
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